“ ... y se maravilló de que no hubiera quien intercediese ...” Isaías 59:16.
La razón por la que muchos de nosotros dejamos de orar y nos endurecemos para con Dios es porque nuestra oración reviste un carácter meramente emotivo.
Suena bien decir que oramos , y leemos libros 📚 acerca de la oración que nos cuentan que la oración es beneficiosa , de tal manera que, al orar , nuestras mentes quedan apaciguadas y nuestras almas elevadas . Pero Isaías denuncia claramente en este versículo que Dios se asombra de tales conceptos acerca de la oración . Adoración e intercesión han de ir juntas; la una es imposible sin la otra.
Intercesión significa elevarnos hasta adquirir la mente de Cristo respecto a la persona por la cual estamos orando.
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