“¡ Ay de mi , que estoy muerto ; porque soy hombre inmundo de labios 👄...” Isaias 6:5
Esta experiencia : el que nuestra atención se vea dirigida a nuestra concentración de pecado personal tiene lugar en la vida de todos, desde el mayor de los Santos hasta el peor de los pecadores. Cuando alguien comienza a ascender por vez primera la escalera de la experiencia, puede que se diga a sí mismo: “ No se donde me he extraviado “, pero el Espíritu de Dios apuntará hacia alguna cosa definida y específica, y centrará su atención en ella. La consecuencia de la visión que tuvo Isaias de la santidad del Señor fue que centró su atención a la realidad de que era “hombre de labios 👄 inmundos”. “Tocando con el mi boca, dijo : He aquí que esto tocó tus labios 👄, y es quitada tu culpa, y expiado tu pecado “ (6:7).
Era preciso aplicar el fuego 🔥 purificador allí donde el pecado se había concentrado.
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