Hemos de mantener nuestras almas abiertas en todo momento a la realidad del propósito creador de Dios, y no confundirlo ni desdibujarlo con nuestras propias intenciones.
En caso contrario , Dios tendrá que apartarlas , por mucho que nos duela.
El misionero es creado para el propósito de ser un siervo de Dios, en quien Dios se glorifica .
Una vez nos demos cuenta que es por medio de la salvación de Jesucristo que somos hechos aptos para el propósito de Dios, comprenderemos por qué Jesucristo es tan estricto e insistente en Sus demandas . El pide una absoluta rectitud de parte de Sus siervos , porque ha puesto en ellos la misma naturaleza de Dios.
Guárdate de olvidarte del propósito de Dios para tu vida.
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