“ ...les dijo : He aquí que subimos a Jerusalen ...” Lucas 18:31.
En la vida natural, nuestra ambición cambia según vamos creciendo , pero en la vida cristiana la meta está fijada desde el comienzo ; y el principio y el fin son exactamente lo mismo : nuestro Señor .
Comenzamos con Cristo y acabamos con El : “ hasta que todos lleguemos ...a la medida de la edad de la plenitud de Cristo...” ( Efesios 4:13), no a nuestra propia idea de lo que debería ser la vida cristiana. La meta del misionero es hacer la voluntad de Dios, no sólo ser útil o ganar a los perdidos .
Un misionero es útil y gana a los perdidos, pero esta no es su meta.
Su meta es hacer la voluntad de su Señor.
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