“...siendo justificados gratuitamente por su gracia ...” Romanos 3:24 .
Hemos de entender que no podemos ganar ni merecer nada de Dios por medio de nuestros propios esfuerzos . O bien lo recibimos como un don , o bien habremos de olvidarnos de ello. La mayor bendición espiritual que recibimos es cuando llegamos al conocimiento de que estamos totalmente destituidos. Hasta que no alcanzamos hacernos conscientes de esto, Dios no pude hacer nada. No puede actuar en nuestro favor en tanto que sigamos pensando que somos autosuficientes por nosotros mismos. Tenemos que entrar en Su reino por la puerta de la destitución. Mientras sigamos convencidos de que somos “ricos”, en particular en él área del orgullo o de la independencia, Dios no puede hacer nada por nosotros. Es sólo cuando experimentamos hambre espiritual que recibimos el Espíritu Santo.
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