Dios escogió como profeta a un hombre llamado Jonás. Sin embargo, el no estaba tan dispuesto a servirle como los profetas anteriores. Un día , el Señor lo llamó y le dijo : “ Jonás, quiero que vayas a la gran ciudad de Ninive . Allí advertirás a la gente que si continúan con sus malas acciones , me veré obligado a castigarlos “, Jonás no quería ir a Ninive , así que decidió escapar de la presencia del Señor : en lugar de ir a Ninive , se iría a otra ciudad , lejos de allí, pues no estaba dispuesto a obedecer. Jonás se enteró de un barco 🚢 que zarparía en breve. Aquello le pareció una buena idea, así que pago y abordo . Quería alejarse de Dios, pero el Señor vio cada uno de sus pasos, sabia que Jonás estaba escapando de su presencia. ¡Dios se entristeció! Durante el viaje, en alta mar 🌊, una enorme tormenta ⛈️ se formó en los cielos 🌌 y pronto se apoderó del mar 🌊. Aparecieron fuertes vientos, relámpagos 🌩️ y olas violentas. El barco iba de un lado a otro , estaba en peligro de ser destruido. Con miedo, los marineros pidieron ayuda a sus dioses y tiraron las cargas del barco por la borda para aligerar el peso y evitar así el naufragio . Jonás estaba en la bodega y dormía profundamente. El capitán del barco 🚢 lo vio y lo despertó , diciendo:”¿Que haces ? ¿No te das cuenta que cadi naufragamos? ¿Cómo puedes estar durmiendo 😴? Vamos, invoca a Dios, ¡tal vez nos escuche y no nos deje morir a todos aquí !” . “¿Por que nos ocurre esta desgracia?”, se preguntaba la tripulación. ¡Detrás de todas las situaciones difíciles hay una gran lección bien escondida!
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